Ser fiel a Shakespeare

Por Carlos Pacheco

Miguel Guerberof utiliza la obra del bardo inglés como inspiración.

El dramaturgo inglés William Shakespeare comenzó a imponerse en el trabajo creativo del director Miguel Guerberof. El año último montó en el Callejón de los Deseos "Cuento de invierno" y actualmente, en Babilonia, dirige "Ceremonia enamorada" (sábados a las 21), donde el creador cruza textos de personajes femeninos pertenecientes a diversas obras y sonetos shakespereanos. Aunque es muy conocida la pasión de Guerberof por el teatro de Samuel Beckett, también es un profundo conocedor de la dramática de Shakespeare. El mismo confiesa que comenzó a leerlo a los 14 años a través de una colección juvenil que le regalaron sus padres.

"Mi vinculación más profunda -aclara el director- es por Beckett, él es un conocedor monstruoso del mundo de Shakespeare, de sus metáforas, de su verso, de sus entramados. Las piezas de Beckett tienen citas permanentes del "Rey Lear" y, por ejemplo, "Final de partida" termina con una breve cita de "La tempestad". Mi devoción por Beckett hace que a veces me haya vinculado con este otro autor desde lo contemporáneo. No me imagino hacer una de sus obras como se las hace habitualmente, con vestuarios bastante ridículos y escenografías que no representan nada, y la esencia, lo vital de Shakespeare, que es un actor bestial, no está. Sus personajes son unas bestias que están sueltas y haciendo el mal como Macbeth. Desde el punto de vista de la psicología contemporánea son como psicóticos, pero dentro del contexto de su época eran tipos normales. Si nosotros somos fieles a eso, somos fieles a Shakespeare".

"Cuento de invierno" representará a la Argentina en un Festival Shakespeare que durante este mes se llevará a cabo en Neuss, Alemania. En esa ciudad se construyó, en el medio de un parque, un teatro parecido al Teatro del Globo, de Londres y los espectáculos se ofrecen al aire libre. La programación incluirá 17 experiencias de distintos países, entre otras se verán "La tempestad" (India), "Rey Lear" (Inglaterra), "Mucho ruido y pocas nueces" (Francia) y "Como gustéis" (Alemania).

Refiriéndose a "Cuento de invierno", reconoce que la obra lo ha "sobresaltado siempre". "Por momentos es bizarra, por otros de una claridad poética que te asombra, está llena de misterios y me parece una obra bellísima, muy trágica y muy cómica a la vez. Es como el invento del teatro que se empezó a usar en Europa en los años 50, porque es absolutamente delirante. Habla de un tipo que, porque sí, entra en una situación de celos, corre el eje del poder hacia otro lado, todo empieza a tambalearse y aparece en Bohemia, es rarísima".

Los proyectos futuros

Para el año próximo, Miguel Guerberof prepara dos experiencias, también apoyadas en materiales de William Shakespeare. Por un lado, piensa estrenar "Todo lo que empieza bien termina bien", que según dice "es la obra más descarnada que yo he leído sobre la sexualidad" y, por otro, un trabajo cuya estructura se asemeja a la que dio origen a "Ceremonia enamorada". "Se trata de un invento -destaca-. Quiero hacer toda la obra de Shakespeare en una jornada, seleccionando secuencias de las 37 piezas, más "La violación de Lucrecia", algunos sonetos y "Venus y Adonis". Me interesa seguir la cronología de la producción. La idea es la siguiente, una compañía de actores es compulsada a hacer en un día todas las obras, hasta que el cansancio los derrota cuando llega el turno de "La tempestad". El final lo pondrá el famoso monólogo de Próspero en el que Shakespeare se despide".

- ¿Por qué lo conmueve tanto este autor?

- Los poetas iluminan siempre la zona que a uno le pertenece de la historia. En "Cuento de invierno" y en "Ceremonia enamorada", la profundidad está en el misterio que es la mujer, algo que he intentado resolver infructuosamente. Es ver a la mujer, amarla profundamente y no entenderla jamás. Todas estas mujeres que aparecen son inventos de Shakespeare sobre la mujer, pero a través de él, de su experiencia personal. Lo que me deja hoy es que el mundo femenino, misterioso y ambiguo, sigue fascinándome y sigo sin entenderla. ¡Sobre qué voy a hacer teatro si no es sobre mis obsesiones! Un artista que no tiene obsesiones no existe. Repensarse a través de los misterios, de las ambigüedades que Shakespeare propone es una forma de hacer un teatro vivo y estar vivo uno, éso es lo único que me interesa.

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