Escribe Lucas Rimoldi para Telon de Fondo

Miguel Guerberof (1941- 2007)

Miguel Guerberof (Mendoza, 1941- Buenos Aires, 2007), singular y difícilmente sustituible figura de nuestro campo teatral, fue durante años el director argentino más especializado en la obra de Samuel Beckett. En su juventud, inició su formación como actor en la Universidad Nacional de Cuyo y en cursos con la maestra rusa Galina Tolmacheva. En 1963, comenzó a trabajar como director y, en
1970, inició una intensa y continua labor como maestro de actores, que desarrolló
en el ámbito privado.

Como intérprete, Guerberof trabajó en numerosas ocasiones bajo la dirección de Juan Cosín, en espectáculos como La cortina de abalorios (Ricardo Monti) o Prohibido no pisar el césped (Rodolfo Paganini), ambas dentro del ciclo Teatro Abierto. A mitad de los 90, fue Pozzo en la puesta del estreno de Esperando a Godot dirigida por Leonor Manso. También trabajó en cine, en varios largometrajes de distribución comercial.

Entre sus trabajos como director recordamos Extracción de la piedra de la locura sobre poemas de Alejandra Pizarnik (1990), América de Kafka (1991), Las cuatro gemelas de Copi (1996), El castillo (2004); todos títulos que evidencian su conocimiento cabal de la literatura de Occidente y su preferencia por autores rupturistas y humorísticos.

También se especializó en la puesta en escena de piezas de Shakespeare: en 1999, participó con Cuento de invierno en el X Festival Neuss, en Colonia y Berlín, y recibió en nuestro país nominaciones para los Premios Trinidad Guevara y María Guerrero; Todo está bien si termina bien le valió, en 2001, otra nominación al María Guerrero y, en 2002, ofreció su versión de Para todos los gustos.

La crítica argentina, como mencionamos, lo reconoció de manera unánime como el más beckettiano de los teatristas locales, el gran especialista, aunque Guerberof, como lo declaró en 2004 no sin humildad, no se autorrepresentaba así y evitaba los encasillamientos: realizaba sólo lo que lo inspiraba, lo que lo carcomía.

Su fascinación por Samuel Beckett, la cual signaría su carrera, comenzó a principios de los años 60 con Esperando a Godot y con la lectura de la primera trilogía novelesca del irlandés "Leí por primera vez a Beckett a fines de los años 50´, en Mendoza, que queda a no sé cuántos kilómetros de donde queda el lugar donde se estrenó Esperando a Godot. El mundo siempre anduvo rápido. La gran
desilusión frente a la explosión nuclear de Hiroshima y Nagasaki nosotros no la vivimos inmediatamente, pero los resultados morales e ideológicos los sufrimos al poco tiempo... El ser humano acostumbra a pensarse al unísono. No es que hay un tipo en Mendoza y otro en París,
pensando de distinta manera. Si alguien reflexiona sobre el existencialismo siempre hay otro tipo, en las antípodas, que también puede pensar eso".

La pasión por este autor, inextinguible y que el maestro legó a discípulos como Gerardo Baamonde, lo llevó a dirigir Los días felices (1985, Teatro Lassalle), Acto sin palabras (1986/1987/1988, Auditorio Kraft, Teatro Nacional Cervantes y Teatro Municipal General San Martín), y las recordadas puestas de Company (1994, Centro Cultural Ricardo Rojas) y Mercier & Camier (1995, Fundación Banco
Patricios). En las dos últimas, además de dirigir la transposición a la escena de los textos narrativos de Beckett, se desempeñó como actor.

En los últimos años, mientras profundizaba en la lectura de la poesía del irlandés, dirigió Los días felices (2002, Ombligo de la Luna), Todos caen (2003, Ombligo de la Luna), Solo Acto sin palabras (2005, Teatro Beckett) y, en el contexto del Festival Beckett Buenos Aires 2006, organizado bajo su dirección, Acto sin palabras I, Comedia, y Basta. Es sabido que Beckett desarrolló al final de su
carrera una intensa actividad como director, y al montar sus propias obras, imponía un férreo control sobre el respeto a la letra y a cada una de las precisiones de sus textos dramáticos (que, de por sí, instauran una serie de restricciones muy particulares). Indicaba cuál era la manera correcta de escenificarlos, y siempre se reservó la potestad de aprobar o protestar sobre el tratamiento que los directores de escena le deparasen a sus piezas. En este sentido, su teatro podría tender a relegar a los directores al puesto de intérpretes de una partitura que admite muy poca innovación o improvisación.

En el caso de Guerberof, si bien sus puestas fueron clásicas, hubo casos en los que implementó una serie de variaciones creativas de gran originalidad, sin que ello lo llevase a perder el equilibrio respecto
de la textualidad fuente. Así, Todos caen, logradísima escenificación de una pieza radial, constituyó un caso ejemplar de adaptación genérica (a las que Beckett era poco adepto), y puede considerarse uno de sus mejores y más creativos trabajos por su vuelo estético, por la labor de dirección de actores y la imaginativa y eficaz concepción espectacular. Esta puesta se ofreció en el teatro El Ombligo de la Luna, en la pequeña sala del primer piso que luego se llamaría Sala Beckett, y fue protagonizada, al igual que la también excelente versión de Los días felices, por Paula Morgan.

La pasión de Miguel Guerberof por su trabajo nos inspira admiración, al igual que su coherencia estética. Por ejemplo, aunque consideraba a Beckett un autor social, en tanto se hace cargo de lo que le pasa al hombre de su época2, no inducía al público a realizar lecturas ideologizantes, pues esa postura le resultaba paternalista.

Guerberof elegía de entre sus espectáculos la puesta de Company. Lamentablemente, no pudo concretar sus planes de llevar a escena Fin de partida y Malone muere.

Su legado artístico abarca a discípulos como Facundo Ramírez, Damián Casermeiro, Carla Peterson o María Laura Caccano.

llrimoldi@yahoo.com

Abstract:
The author considers the creative development of Miguel Guerberof, one of the
argentine directors who studied more deeply the playwriting of Samuel Beckett.

Palabras clave: Guerberof - Beckett
Key words: Guerberof - Beckett

1 Guerberof, Miguel, “El teatro es una situación que se repite hasta el infinito”, Picadero, InstitutoNacional del Teatro, N° 8, 2003.
2 Miguel Guerberof y Jorge Dubatti, “Beckett y el silencio”, conferencia dictada en el contexto de La
escena muda: V Encuentro de Nuevas Tendencias en el Mimo. Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos
Aires, 15de mayo de 2002.
3 Véase sobre esta puesta en escena: Laura Cerrato, Beckett. El primer siglo. Buenos Aires, Colihue,

No hay comentarios: